Nos sentamos en círculo y contemplamos en acompañamiento mutuo, una página de Platón en nuestras manos. Leemos cada párrafo lenta y atentamente, varias ocasiones una y otra vez, y a través de nuestros ejercicios especiales de contemplación saboreamos delicadamente las palabras mientras flotan en nuestras mentes. Expulsamos nuestras opiniones, nuestros juicios, incluso nuestros pensamientos, para que no interfieran. Dejemos que las palabras de Platón piensen dentro de nosotros – ellas no necesitan nuestra ayuda para hablar. Dejemos las oraciones resonar profundamente dentro y entre nosotros. Nuestra escucha silenciosa invita a las palabras a su apertura, y les asegura que sean libres de moverse dentro nuestro y que susurren sus significados secretos.

Después de un rato, una presencia más grande se hace patente en la habitación, vasta e inmensa, silenciosa mas emanando significados ocultos. Viene con palabras de otro lugar, se materializa dentro de nosotros, abre profundidades ocultas. Soy ahora un pequeña ola en el gran océano. No hay nada qué decir o explicar – las olas no hablan sobre el océano, sólo desde éste.

Las palabras en la habitación no son más palabras humanas – ellas pertenecen a horizontes más grandes. Y el texto ya no es de Platón, aún cuando sus dedos lo escribieron sobre el papel hace muchos siglos. El verdadero autor son las voces de la realidad humana que alguna vez hablaron en su mente. Él fue, después de todo, un filósofo – un buscador de ideas fundamentales, y tuvo la grandeza mental para escuchar esas voces fundamentales, para ser inspirado, y para traducirlas a palabras humanas.

Y también nosotros, en nuestra contemplación del siglo veintiuno, escuchamos a través de sus palabras humanas las voces originarias que pronunciaron esos significados fundamentales, y que todavía los siguen pronunciando. Por ello a todos nos desborda una sensación de preciosura, de realidad, de inspiración. Así es como saciamos nuestro anhelo de conectar con la profundidad de la realidad.

[Traducción del inglés por Jairo Sandoval]